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Perdonarme seguidores de este blog, por la tardanza en subir las entradas, voy remontando XD

domingo, 19 de julio de 2009

LA ELEGIA (2/3)

(Continuación de la entrada escrita el día 07-09-08)
Texto escrito el 20-07-06 de madrugada, un día después de que mi único perro Sambo muriese, el texto esta corregido de faltas gramaticales, además de añadir aclaraciones y correcciones de palabras:
"Creí que cuando llegase este día, escribiría fluidamente sobre ti. Sabía que habrías de morir pronto, sabía que morirías hoy. Pero no estoy [] triste, porque al menos puede [despedirme]. Y ahora te extraño y me extraña saber que tu cama, tu collar, tus cosas se quedan vacías como el hueco que me quedara [a mí, en mi ser]. Y te escribo con las manos sucias, después de despedir [] tu cadáver. Hasta luego Sambo, te veré en esta vida. Piedad Amida"
[NOTA: Soy de creencias budistas, no soy un practicante al 100% puesto que no deseo el nirvana (meta del budismo), pero creo en los “budas” y su filosofía de vivir. Para mi es todo un consuelo espiritual rezar mantras en honor a Avalokitesvara, al que suelo llamar con la forma japonesa ya que me parece un nombre más fácil y bonito “Kwannon”, buda de la compasión universal]

"Hace un tiempo [que] soñé que se me caían los dientes, un estornudo, un diente, otro estornudo, otro diente, otro estornudo y otro diente. Llevo todo el día queriendo llorar [sin saber] el por qué ahora [] lo sé, me estaba reservando.
En la biblioteca [NOTA: Durante ese verano me propuse ir a la biblioteca estudiar para el examen de las pruebas libres para sacarme el graduado escolar] [en vez de ponerme a estudiar] me dio por buscar en la enciclopedia budista. Me dio por buscar [la entrada] MUERTE y encontré Amida [personificación budista sobre lo trascendental, que es "no nacido, no creado y sin forma"]. Al salir de la biblioteca, [ya que no logré concentrarme, algo me inquietaba, estaba dudoso de qué camino tomar, si irme al locutorio o volverme a casa y,] decidí volver a casa a bajarte. [] Dimos un paseíto calmado, esta vez te portaste bien. Los dos pensamos en ir a dar una vuelta por ahí, [para continuar caminando durante mas tiempo] y en el ascensor, supe que sería hoy [el día], me lo dijiste [de algún modo, con la mirada tal vez], así que me agaché y nos miramos a los ojos, [] que vi que eran muy negros, te deje [en casa] y me fui. Estuve en ese parque donde pasean los perros sueltos [NOTA: Mas que un parque se trata de la Plaza del Rey, en Chueca, donde solía ir de vez en cuando a pasar el tiempo] (espero verte ahí) por alguna extraña razón, todos los perros me miraban, sin detenerse [era realmente extraño]. Al volver a casa, sospeché de la noticia, [pero] no hice caso, me dijo algo mi hermana llorando en la cocina, no hice caso. Sospeché [fuertemente], así que te busque, con la lámpara del fantasma [NOTA: Lamparita pequeña que tengo, con forma de fantasmita], no estabas, ni tu correa, la sospecha se hizo miedo, pregunté a mi hermana, me lo respondió con [] palabras dudosas, pregunté, y [resultó que] el perro murió, fue llevado al veterinario.
Bajé [al veterinario, quería ver a mi amigo], pregunté [y]no estabas, subí otra vez a casa lloré un poco, me encerré en mi cuarto [me sentía] raro, [me dispuse de nuevo a volver a bajar] -¿Para qué vas a bajar?- preguntó mi padre. -¿Y qué hago aquí?-[le respondí enojado] .Y volví a bajar. Al ir al veterinario oí a un perro pequeño que ladraba. Volví a preguntar [por ti], y sí estabas, se había equivocado [el veterinario]. [Él] Me preguntó [(dos veces)] -si quería verlo-. [Mi respuesta fue obvia], estabas en el congelador, allí estabas [metido en] bolsas de basura, una azul y la otra negra, con dos cintas aislantes pegadas. Las patas delanteras semiatadas. Estabas frio, parecías dormido, te acaricié, [una extraña “pelusa” te envolvía] sentía algo, estabas frio pero [estabas] cálido. No podría creer que estuvieras muerto, [te veía dormido], estabas dormido y no quería despertarte. Tu lengua [la tenias] fuera y aplastada,[a causa de la presión en tu ataúd de plástico,] tus orejas [antes rosadas y caídas, ahora] blancas y puntiagudas, tu hocico seco [,] con sus bigotes aplastados, tus ojos semiabiertos, recé por ti, no quería irme por si te despertabas [del profundo sueño y así volver a llevarte de nuevo conmigo], te [intenté] arrancar pelos para llevarme (un recuerdo de ti) no podía, era curioso siempre soltabas mucho pelo. Lo mas difícil fue, cuando [quise quitarte] la correa, [NOTA: Era de ese tipo de correas de pecho, con dos tiras, una que abraza el cuello y la otra con hebilla para el costillar] la que se abre por la cintura bueno, pero la que se saca por la cabeza... , no tenía fuerzas, no podía, [se me abría el alma en mil, y mis fuerzas se escapaban por ahí en forma de miles de lagrimas, porque veía que no era un sueño lo que te hacia yacer] y [peor fue de]la correa que [se enrollaba] en tus patas y que pasaba [por]debajo de ti [NOTA: era de esas de 3 metros que se recogía]. Te acaricie y se formó una bola de pelo, gracias, la recogí, [Otro recuerdo de ti], me despedí de ti al oído, te di un beso y me fui. (No sé cómo pude hacerlo) hable con el veterinario, quería tus restos.
[NOTA: No hacía mucho de ese día, que tuve una seria charla con mi padre, sobre cuando se muriese Sambo. Yo no quería la eutanasia para él, porque quería que muriese de la forma más natural posible, porque pensaba que mi perro moriría de viejo, cosa que mi padre no estaba conforme, dijo – el día que el perro ande dando problemas, se lleva al veterinario y se acabó-. Ahora pienso que, quizás mi padre se hartase de mi perro y aprovecho ese día para llevarle al veterinario y librarse de él. Es conocido en mi familia mi carácter cariñoso y aprensivo con las cosas. Le hice saber en esa charla, de forma muy clara, que quería que los restos de mi perro descansasen en la parcela que tenemos, (ya que ahí se “sentiría” feliz). También quería estar junto a mi perro en su último momento. El caso es que mi padre llevo al perro al veterinario, pago para que le dieran el pinchazo, y ya muerto que lo llevaran al crematorio junto a miles de animales y residuos orgánicos lo abandonó y se fue. Ni siquiera me llamó para decírmelo o preguntarme. Me sentí muy culpable, como si hubiera fallado a mi amigo, muriendo en un lugar que odiaba, con gente que odiaba (le tenía pánico a los veterinarios), sin su “manada” y sin mí, ya que cuando él estaba mal siempre acudía a mí, porque sabía que yo le cuidaba. Fue una autentica traición de mi familia, incluido yo.]
[Me] llevé tu correa y tu collar, y [me] pareció [como] que te llevaba de vuelta a casa, me topé con mi padre y mi hermana [y mi padre al ver que portaba la correa y el collar exclamó] -¿¡Para que quieres eso!?- [] lo que faltaba [por oir]. Me fui a casa, lloré, lloramos todos, hice un ovillo con sus pelos [y lo anudé] con hilo rojo [,] se lo entregué a Kwannon (Cuídale por favor). Y después de hablar con mi hermana y ver tus fotos, di un toque como [como si fueran] salvas, a todos los del móvil, [como si necesitase decirle a todo el mundo que tú habías muerto y que yo lo sentía,] curioso fue el hecho que te tuviera como salvapantallas [en el móvil].

Hoy fue un día raro, iba bien vestido para la ocasión, de gris."
Para mí, mi perro era más bien un amigo, al que echaré de menos toda la vida.

Han pasado tres años desde entonces, y no pude darte el entierro y la muerte que te hubiera gustado. No sé dónde está tu cadáver, quizás seas parte del abono que extienden por todos los jardines de nuestra ciudad, hermoso pensamiento. El caso es que mañana iré a la parcela, con una cajita de madera que compré entonces, donde guardo tus restos simbólicos: fotos tuyas, el ovillo de pelos, la ceniza del incienso que quemé esa noche, un poema, el mala con el que estuve rezando el verano pasado, los 49 días, después del aniversario de tu muerte, días en los que se tarda en reencarnarse. He puesto SAMBO y debajo 19-07-2006. Pienso enterrarte a los pies del almendro, donde está la jardinera esa que diseñe y que iba a ser tú mausoleo y mi jardincillo, pero mi familia ya se ha ocupado de arrancarme esa intención. Se volvieron a apoderar de mi idea, ahora esa jardinera que iba a ser preciosa, son tres barrenas de cemento a 3 niveles, con matojos de plantas, plantadas indiscriminadamente. Te enterraré a los pies del almendro, y no se lo diré a nadie, será nuestro secreto, podrán quitarme mis ideas, reírse de ellas, destrozar mis sueños, pero no mis ideales, esos los llevo yo conmigo siempre, como te llevo a ti en mi corazón.

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