LA ELEGIA 3/3

Mi amigo perruno, murió en carne, pero no en alma. Ella sigue aquí, dentro de la mía. Y vive como fantasma, en un lugar, entre mis recuerdos y mi cariño, en el anhelo.

Parece mentira, como después de tanto tiempo tras su muerte, se sigue echando en falta a un ser querido, que después de todo lo vivido con él, parece un suspiro, de doce años o así.

Estas son las cosas que escribí tras su muerte, en estima:

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Curiosamente, estaba leyendo "Platero y yo" de Juan Ramón Jiménez, cuando ocurrieron los hechos, y justo al día siguiente de la muerte de mi mascota, toco leerme el capítulo de la muerte del burrito. ¿Cómo no hacer el siguiente texto?.

SAMBO & YO
Sambito es pequeño, huesudo, sucio; tan huesudo por fuera, que se diría todo de pena, que no lleva vida. Solo la geoda verde olivada de sus ojos son significativos cual dos hojas de otoño seco.

Lo dejo suelto, y se va al prado, a la casa de enfrente, a la casa de al lado, desaparece entre las viñas, las tres horas reaparece fugazmente un segundo para luego volver a desaparecer, y olfatea intensamente con su hocico, sumergiéndose, en la tierra o maleza que haya, este sucia o no... Lo llamo dulcemente: ¿Sambito?, y pasa de mí. Lo vuelvo a llamar: ¡¿Sambito?!, y esta vez me mira como diciendo ¿Qué?. Y otra vez: ¡¡Sambo!! Y con un trotecillo lastimero que parece que se siente culpable de algo, y seguro que de algo tiene la culpa, viene a mí...

Come lo que el señorito quiere. Le gusta dormir, si puede todo el día, poner caritas apoyando la barbilla en el regazo, adentrarse en la cocina con sigilo, adentrarse en la manta cuando duermes (sin que te enteres jeje), bajar a la calle cuando a ti menos te apetece...

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y pancho por dentro, como un abuelo... Cuando con él, paseándolo, por los caminos de arena de la estepa, entre las viñas, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:

-Tie` buen pedigrí.

Tiene buen pedigrí. Aun siendo un chucho. Por supuesto que sí, dicha y melancolía en un solo ser.

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Hoy nadie se pelea por bajarte,
La mañana amaneció gris y rara.
Mas de una vez he mirado donde dormías,
Y no dormías, allí no estabas.
He esperado oírte andar haciendo tu ruido por el parqué,
Pero no lo oía, allí no estabas.
He mirado abajo, al suelo cuando estaba en la cocina por si mendigabas,

Pero no mendigabas, allí no estabas.
He esperado, cuando dormía, que te subieras a mi lecho y conmigo durmieras,
Pero no venias, no estabas.
He llorado y se me han saltado las lágrimas,
Por que no estabas,
Me refugie en mi corazón,
Y allí estabas.

20-07-06

Sambo,

perro,

chucho,

amigo mío,

te echaré de menos.
(19-07-2006)