Llega una época en la vida, en la que contrastas tu cabeza con las otras cabezas que te vas encontrando, y surge una crisis, así que toca cambiar y transformarse.
Te das cuenta de que no por estar con un machorro vas a ser menos marica. Dos tíos juntos, son dos tíos juntos mires por donde lo mires. También te das cuenta de que la palabra gay/homosexual, pese a significar una cosa, tiene un contexto negativo, y aunque seas un tío y estés con un tío, tú no eres homosexual, por que ser homosexual es algo malo, pero liarse con otro tío, sabémos que no.
También se da uno cuenta de que todos los maricas son unos rallados, el que no es una loca que se autoengaña, es un hetero que come pollas, o si no, una persona que va mendigando sexo buscando saciar un hambre que nunca se llena, y el que no es ni lo uno ni lo otro, es uno que apoya una política antihomosexual, pero luego se ofende si le quitan derechos. O también el caso de los que se engañan pensando que ser un cerdo, un maleducado, un subnormal, un maltratador....etc. Les da más hombría que: el rabo que tienen entre sus piernas, o ser personas valientes, o ser defensores de lo que aman... En fin un lío.
Entonces aparece la androfobia y ante cualquier pene, te cohíbes o te da pereza, y tu cuerpo no reacciona, por que sabes lo que vendrá después, y en vez de sentir, al desnudarte/desnudarle, euforia, sientes pereza.
Todo te parece tan triste, que cuando uno ve a lo lejos la luz que contrasta, es imposible no ver el mundo oscuro desde el abismo en donde estas, y se busca desesperadamente salir a flote para vivir bajo un sol bonito.
Yo en cambio que me he acostumbrado a sobrevivir en el mundo fosco, busco la belleza en estas cosas tristes, desde mi resistencia honrada. También me dejo encontrar.
Las cosas fáciles son para los que ya se han rendido, yo sigo en pie. Aun no me han derribado.
"El azucar me sienta bien."
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